Al empezar el año nos llenamos de propósitos que pensamos cumplir hasta diciembre, buscando una mejor calidad de vida. Nos prometemos de todo, desde bajar de peso hasta limpiar el clóset a profundidad 2 veces al año.
Conforme pasan los días, se va perdiendo el espíritu de renovación con que empezamos el año y poco a poco volvemos a caer en los malos hábitos que teníamos anteriormente. Sin embargo, el hecho de haber tomado todas esas resoluciones nos indica que hay ciertas cosas que quieres cambiar de ti misma.
Generalmente, uno de los propósitos más socorridos es la dieta y perder peso, todas queremos ser más delgadas para la próxima Navidad. Dentro de esta decisión incluimos el tomar más agua. Todas sabemos que el agua nos ayuda a adelgazar.
Ahora, dentro de todos los propósitos que puedas plantearte, el tomar más agua no es sólo una cuestión estética, es una resolución que puede salvarte la vida.
La Organización Mundial de la Salud recomienda tomar 2 litros de agua diarios para mantener estables todas las funciones del organismo. Y aquí viene el truco, si tú no estás acostumbrada a hacerlo, puedes encontrar este punto muy difícil de lograr.
Para ayudarte con tu propósito de tomar más agua y cambiar tu estilo de vida, te dejamos estos tips:
1. Encuentra tus puntos débiles
Seguramente ya has intentado tomar más agua anteriormente, y sabes cuáles son tus puntos débiles a la hora de lograrlo. Puede ser desde la cuestión económica (que no puedes comprar botellas todos los días) hasta la de comodidad (que te da flojera cargar tu botella de 2 litros).
Identifica cuáles son estos momentos en los que pierdes el ritmo de formarte el hábito de la hidratación y piensa en soluciones factibles.
2. Póntela fácil
Para hacer de esto un hábito, tienes que acercarlo lo más posible a tu ritmo de vida. Una vez que sepas cuáles son debilidades, encuentra formas de combatirlas. Si no puedes comprar una botella de agua cada día, compra 1 por semana y rellénala.
Si te da flojera cargar con una botella en la bolsa, ten 1 en cada lugar: en la oficina, en la casa, en el auto, en casa de tu novio, etc. La idea es que tú misma te facilites el tomar agua todo el día. Recuerda que esto debes hacerlo constantemente para que tu cuerpo se mantenga hidratado.
3. Toma de un jalón
Muchas mujeres dejan de tomar agua por la incomodidad de estar yendo al baño cada media hora. Cuando aumentamos la cantidad de agua que consumimos es normal que el cuerpo intente desecharla rápidamente, mandándonos irremediablemente al baño.
Para evitarlo, toma agua de un solo trago. Cuando llegues a la oficina bebe toda la que puedas, toda la que tu cuerpo te pida, y luego no vuelvas a ingerir nada hasta la hora de la comida, o a medio día. Así tu cuerpo irá al baño sólo 1 vez por cada trago de agua.
4. Consume otros líquidos
Si bien es recomendable consumir por lo menos 80% del requerimiento diario en agua corriente, si estás empezando con este hábito puedes tomar un poco menos de agua natural y consumir alimentos que contengan grandes cantidades de líquido.
Las sopas son una excelente opción para ingerir líquidos de manera alterna. También algunas frutas como la piña o verduras como el pepino. Toma té o jugos y así aumentarás la cantidad de agua que estás consumiendo.
5. Bájale a la sal
La sal te hace retener líquidos, así que la ecuación es muy fácil: más agua, más líquidos retenidos, y más parecemos una bolita. Si sigues consumiendo la misma cantidad de sal que siempre lo único que va a pasar es que te infles y te sientas gorda.
Aunque este efecto es temporal (el agua termina diluyéndose) la realidad es que durante algunos días te sentirás más ancha, y eso no ayuda en nada a tu ánimo, desmotivándote de tomar agua.
El primer mes en que aumentes tu consumo de líquidos bájale a la sal para que toda el agua que ingieras se elimine naturalmente.